¿Como es eso?
Mire usted, desde que la humanidad dio sus primeros pasos, o quizás un poquito después, cuando al primer cristiano le picó la curiosidad por ver qué había más allá del cerro, o sintió esa necesidad de no andar más perdido, fue que empezó todo esto o de la navegación y la cartografía.
Al Ojo Nomás.
En los tiempos antiguos la cosa era bien básica. Los exploradores, al ojo nomás, se guiaban por el sol durante el día y las estrellas durante la noche. Usaban la naturaleza que les rodeaba y sus patrones como puntos de referencia para ubicarse en el espacio. Los mapas como los conocemos ahora, ¡Ni soñando! A lo mucho, unos garabatos en barro o papiro como los de los Babilonios y los Egipcios, hace miles años.
Imagen: Representación de un mapa antiguo de Babilonia grabado en piedra.
Los Primeros Intentos de Ponerle Ciencia
Luego, los griegos, que estaban de avanzada, se dieron cuenta de que la Tierra era redonda, Calcularon su tamaño casi al milímetro y luego, hicieron mapas inexactos del mundo que conocían, utilizando por primera vez el concepto de la latitud y la longitud. Los romanos, más prácticos, hicieron mapas de sus rutas y caminos para poder manejar su imperio.
La Brújula Mágica y los Mapas Portulanos
Durante la edad media la brújula llegó de China y lo cambió todo. ¡Poder navegar sin ver el cielo! una verdadera locura. En esa época aparecieron los mapas portulanos, unas cartas de navegación bien detalladas de las costas del Mediterráneo y el Mar Negro, con unas líneas de rumbo que parecían telarañas. El astrolabio, también perfeccionado por los árabes, ayudaba a sacar la latitud.
Imagen: Brújula China o también llamado Luopan,
La Era de los Descubrimientos.
Los siglos XV y XVI fueron una explosión de viajes. Colón, Vasco da Gama, Magallanes… ¡puf!, agrandaron el mapa del mundo un montón. Con la imprenta, los mapas se repartieron como pan caliente. Salió gente como Gerardus Mercator, con su famosa proyección de Mercator (1569) que ayudaba a los barcos a ir en línea recta, aunque los polos salían más inflados. El gran problema seguía siendo calcular bien la longitud en pleno mar.
Latitud y longitud son coordenadas geográficas que se usan para ubicar cualquier punto en la superficie de la Tierra.
- Latitud: mide la distancia al norte o al sur del ecuador, y se expresa en grados (°) de 0° a 90°.
- Longitud: mide la distancia al este o al oeste del meridiano de Greenwich, también en grados de 0° a 180°.
Juntas, permiten identificar con precisión cualquier lugar del planeta.
Siglos XVII-XIX: Precisión y Ciencia, ¡Por Fin!
La solución para la bendita longitud llegó en el siglo XVIII gracias al cronómetro marino de John Harrison, un relojazo que no se atrasaba ni adelantaba en los viajes largos. Con aparatos como el sextante, medir la latitud era más fácil. La cartografía se puso más científica, más seria, con mapas bien hechos y símbolos que todos entendían (o eso se intentaba).
Imagen: Sextante.
Siglo XX: La Era Electrónica y los Satélites Mirones
El siglo XX trajo la navegación por radio (como el LORAN), el radar, ¡de todo! Pero el golazo fue el GPS.
GPS (Sistema de Posicionamiento Global, por sus siglas en inglés: Global Positioning System) es una tecnología que permite determinar la ubicación exacta de un objeto, persona o vehículo en cualquier parte del mundo, en tiempo real, utilizando señales de satélites.
- Usa una red de al menos 24 satélites en órbita.
- Proporciona datos de latitud, longitud, altitud y tiempo.
- Es ampliamente utilizado en navegación, geolocalización, agricultura, aviación, teléfonos móviles, y más.
- Su margen de error, dependiendo de la capacidad del equipo, fluctúa entra 15 cm y 3m.
Era Digital: Mapas en tu Celu, al Toque y para Todos
Y ahora, pues, en la era digital, los mapas están en el celular, al toque. Google Maps, Waze, ¡lo que quiera! Utilizan la precisión de señal GPS para darnos rutas, nos dicen si hay tráfico, nos muestran todo desde arriba. Cualquiera tiene un mapa en el bolsillo y navegar es más fácil que pelar una mandarina.
En resumen, esta historia de la navegación y los mapas es la de cómo el ser humano, curioso como él solo y con ganas de progresar, se las ha ingeniado para saber dónde está parado y cómo llegar a donde quiere. Desde mirar las estrellas hasta usar el GPS del celular, el objetivo, al final, siempre ha sido el mismo: no andar perdido y llegar bien a nuestro destino,